Uno de los peores errores que podemos cometer como cristianos es juzgar a las personas por su apariencia, pues de éste modo perdemos la oportunidad de disfrutar de cosas que de otra manera podrían ser de beneficio mutuo.

Es normal que ante desconocidos nuestro corazón manifieste dudas y acusaciones sin base alguna, con toda probabilidad solamente está reflejando la propia naturaleza del mismo. Por ello, tratamos al prójimo conforme al estado de nuestro corazón; cuando no tenemos motivaciones puras, todo lo que veremos en otros será lo que nosotros mismos padecemos. Si vives con sospechas y siempre imaginando que otros te desean daño, probablemente eso es lo que tu mismo quieres.

Conocer otras personas es una ventana de oportunidades para volverte mejor y para volver mejor a tu prójimo, pero primero debes tomarte un tiempo para examinar tu corazón y encontrar razones de enojos, amarguras y molestias para con los demás. Ponte a pensar que quizás alguna herida en tu corazón necesita ser reparada inmediatamente antes de proponerte hacer nuevos amigos.

Recuerda que si la malicia toma control de tu corazón, nada de lo que otro haga te parecerá adecuado y bueno. Ten presente siempre a Dios y deja que su bondad gobierne en tu corazón.

No te apresures a juzgar


Uno de los peores errores que podemos cometer como cristianos es juzgar a las personas por su apariencia, pues de éste modo perdemos la oportunidad de disfrutar de cosas que de otra manera podrían ser de beneficio mutuo.

Es normal que ante desconocidos nuestro corazón manifieste dudas y acusaciones sin base alguna, con toda probabilidad solamente está reflejando la propia naturaleza del mismo. Por ello, tratamos al prójimo conforme al estado de nuestro corazón; cuando no tenemos motivaciones puras, todo lo que veremos en otros será lo que nosotros mismos padecemos. Si vives con sospechas y siempre imaginando que otros te desean daño, probablemente eso es lo que tu mismo quieres.

Conocer otras personas es una ventana de oportunidades para volverte mejor y para volver mejor a tu prójimo, pero primero debes tomarte un tiempo para examinar tu corazón y encontrar razones de enojos, amarguras y molestias para con los demás. Ponte a pensar que quizás alguna herida en tu corazón necesita ser reparada inmediatamente antes de proponerte hacer nuevos amigos.

Recuerda que si la malicia toma control de tu corazón, nada de lo que otro haga te parecerá adecuado y bueno. Ten presente siempre a Dios y deja que su bondad gobierne en tu corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario